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Donación de órganos: No te dejes engañar por estos mitos.

¿Sabías qué en el Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA) 22 mil 874 pacientes están en espera de un órgano o tejido, de los cuales 16 mil 301 están inscritos en el Seguro Social, y la mayor demanda es por riñón y córnea?

Lamentablemente, es posible que muchos nunca reciban la llamada para informarles que se ha encontrado un órgano de un donante adecuado y una segunda oportunidad de vida.

Y tú, ¿no estás seguro de donar órganos para trasplantes? No permitas que la desinformación te impida salvar vidas.

El 14 de octubre, celebramos el Día mundial de la donación y trasplante de órganos y tejidos, es por eso que te compartimos las respuestas a algunos mitos y preocupaciones comunes sobre la donación de órganos.

Mito: “Si acepto donar mis órganos, los médicos no se esforzarán para salvar mi vida.”
Realidad: Cuando vas al hospital para recibir tratamiento, los médicos, por su ética profesional, tienen la responsabilidad de hacer todo lo posible por salvar tu vida.

Mito: “La donación de órganos va en contra de mi religión.”
Realidad: La donación de órganos concuerda con las creencias de la mayoría de las principales religiones. Si no estás seguro o te sientes incómodo con la posición de tu fe sobre la donación de órganos, pregúntale a un representante de tu religión.

Mito: “Soy demasiado viejo para donar. A nadie le servirían mis órganos.”
Realidad: No hay una edad límite definida para donar órganos. La decisión de usar tus órganos se basa en criterios médicos estrictos, no en la edad.

Mito: “No tengo buena salud. Nadie querría mis órganos o tejidos.”

Realidad: Muy pocas afecciones médicas te descalifican automáticamente para donar órganos. Sólo los profesionales médicos pueden determinar en el momento de tu muerte si tus órganos son adecuados para el trasplante.

Mito: “A mi familia se le cobrará si dono mis órganos.“

Realidad: Los costos de la extirpación de órganos están a cargo del receptor del trasplante, o bien, son solventados por alguna institución médica pública.

¡Donar órganos es dar VIDA!